Camilo!

El jueves iba yo caminando con Julio de regreso a la casa y nos encontramos justo a la mitad de la calle un pequeño pajarito que no se movía. Decidimos recogerlo y ponerlo en la banqueta pues como casi no se movía era casi seguro que podían atropellarlo.

Total, ahí lo dejamos, pero más tarde decidimos traerlo a mi casa y darle algo de comer porque se veía realmente enfermito, apenas abría sus alas.

Lo nombramos Camilo.

Estuvo aquí desde el jueves, lo tratamos de alimentar y darle agua. Creimos que mejoraría y la verdad es que yo estaba muy contenta porque se siente muy bien rescatar un animalito en peligro.

Hoy en la mañana, antes de salir, pasé a verlo, tomó un poco de agua pero seguía sin comer, a pesar de eso lo vi un poquito mejor, caminaba más.

Ya más tarde, cuando regresé fui a verlo y me di cuenta que se había muerto. Se lo conté a Julio con lágrimas en los ojos, apenas tenía dos días en la casa pero pues uno le toma cariño a un ser indefenso.

Más tarde salimos a enterrarlo al parque. Yo me puse muy triste, pero me tranquilicé un poquito cuando Julio me recordó que si no lo hubiésemos recogido de la calle aquel día probablemente se lo hubiera comido un gato o un perro, o peor aún lo hubieran atropellado y él sin poder defenderse.